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Recientemente participé por primera vez en un retiro de tres días para mujeres en las afueras de la ciudad de Panamá. Sentía que necesitaba este tipo de recogimiento conmigo misma y con Dios. 

Los días previos fueron muy difíciles. Parecía que todo se alineaba para que no asistiera. Cuando mi hermana Marta me recogió a las 4:00 p.m. estaba muy ansiosa y a la vez muy acelerada. Ella y su amiga María Elena, quien la acompañaba, fueron pacientes en escucharme y poco a poco me fui serenando. Pero hubo un accidente en la vía principal, lo que ocasionó un gran tranque. El Waze estaba como loco. Marcaba dos horas para llegar y repentinamente decía que eran tres las que faltaban. Finalmente, logramos avanzar.

El último tramo fue el más difícil. Llegamos a las nueve de la noche, cuando ese trayecto normalmente toma apenas una hora. En ese momento ninguna demostró su preocupación. Nos mantuvimos serenas. En medio del caos que se vivía en la carretera, rezamos el rosario, conversamos de nuestras vidas y de lo importante que era para cada una vivir este retiro.

Al día siguiente, en la primera meditación, el padre nos dijo que, en medio de esa situación, quizá algunas pensamos en dar la vuelta, pero aun así ninguna lo hizo. Todas superamos esa prueba. Nuestro deseo de participar en el retiro fue mayor.

Esos días, todas las preocupaciones quedaron atrás. Solo estaba yo con mi conciencia.

Allí conocí además a quien coordina las publicaciones de Panamá en la página del Opus Dei y me pidió que escribiera sobre qué ha significado San José María Escrivá de Balaguer en mi vida. Aunque había escrito sobre él en el blog de 10 min con Jesús el artículo titulado San Josemaría, camino de santidad, del cual les comparto el enlace por si todavía no lo han leído https://www.10minconjesus.net/camino-de-santidad/, la pregunta que ella me hizo inspiró este escrito.

La primera vez que escuché hablar sobre él fue en uno de los retiros mensuales a los que asistí en 2015, invitada también por mi hermana Marta.

Comenzaría así mi camino de conocimiento de San Josemaría y del Opus Dei.  

Ha sido un avanzar lento y también con algunos tropiezos. Como ya he reafirmado varias veces, fue en la prueba del cáncer que experimenté un encuentro profundo con Dios al pedirle no morir. Y esto a la vez se tradujo en entender que en esta vida terrena estamos de paso. Lo importante era tener mi alma limpia y en paz para cuando la muerte llegara poder ganarme la vida eterna junto a Dios en el Cielo.

Doy gracias a Dios por tener una hermana que supo encontrar la ventana en mi alma para invitarme a ese primer retiro mensual.

San Josemaría y el Opus Dei me han hecho cuestionar mi forma de vivir, de actuar y de relacionarme. Preguntas que nunca me había hecho y de cuyas respuestas dependía si estaba en el camino para ganarme el Cielo o no. 

La confesión fue la primera prueba que enfrenté. Me daba mucha pena decirle al sacerdote todas las cargas que llevaba a cuestas. Pero cuando finalmente lo hice, sentí que me liberaba y de allí en adelante se convirtió en parte de mi vida recibir el sacramento de la reconciliación.

La caridad es otro de los aspectos a trabajar. No me creo, decía San Josemaría, «que te intereses por el último pobre de la calle, si martirizas los de tu casa». Él llamaba a esto el «orden de la caridad». Así me fui percatando de muchos aspectos que debía cambiar. La forma como a veces le respondía a mi esposo. O cómo trataba a la muchacha que nos ayudaba en la casa. Cosas que pueden parecer pequeñas pero que hay que cuidar y al estar pendiente de esas debilidades poder reconocer cuándo he actuado mal y pedir perdón.  

Y esto tiene que ver con la coherencia de vida. Si hubiera conocido la Obra cuando empecé mi vida profesional, cuantos problemas me hubiera evitado. Lo más importante es cuidar mis relaciones familiares pero también en los trabajos, en las interacciones diarias. Aprendí que había que procurar ser santo donde se trabaja y donde se vive.

También me hablaron de la dirección espiritual, otra de las herramientas que instituyó San Josemaría para ganarse el cielo. Pero no sería hasta 2019, cuando me diagnosticaron el cáncer, que empezaría a dar los primeros pasos en este sendero. Durante la quimioterapia participé en varios retiros donde me confesaba y recibía la dirección espiritual. Los padres me fueron guiando con mucho cariño.

Posteriormente, con la publicación de mis tres libros, sentía que la vorágine de actividades me estaba alejando de Dios. En las sesiones, el padre me ha dicho que todo trabajo es un camino de santificación y una oportunidad de hacer apostolado. No es que el padre me diga qué hacer, sino que me hace cuestionar mi accionar. 

Pero lo que más ansiaba era ir a un retiro de fin de semana. Sentía que necesitaba sumergirme en el silencio y analizar cómo iba en mi propósito de ganarme el cielo. Tenía una inquietud muy grande sobre la forma de hacer oración. 

Así que al llegar me dirigí a una mesa donde tenían libros de consulta. Una de las coordinadoras del retiro me sugirió leer Dios habla bajito, de Cabaniña Magide, sustentado en la forma de hacer oración mental de San Josemaría.

Al ir avanzando en la lectura, comprendí que Dios me pedía seguir creciendo, avanzando en mi camino al Cielo. Quería que confiara en Él y que buscara la forma de estar lo más cerca posible de Él. La mayor ganancia de la lectura de este libro ha sido vivir por primera vez intensamente cada Misa. El libro detalla una y otra vez que es en la Eucaristía donde más cerca podemos estar de Dios. Si queremos estar cerca de Él tenemos que ir a buscarlo allí porque Dios habla bajito. El autor explica de forma muy sencilla pero intensamente cada una de las partes de la celebración.

Tantos años asistiendo a Misa y es hasta ahora que experimento realmente el milagro de sentir a Cristo vivo en cada celebración. El memorial de su muerte y resurrección que vivimos en cada Eucaristía. Es ahora cuando realmente he logrado concentrarme en lo que está pasando, en las lecturas.

La prisa y el amor son incompatibles. Si nos roban el silencio no podemos relacionarnos con Dios. Sin recogimiento interior no podemos sintonizar con Dios. Y fue precisamente lo que pasó en el retiro que el silencio, las lecturas, las meditaciones, la misa diaria, la adoración al santísimo, el rosario, todo conducía a lograr esa sintonía con Dios.

Fue así que las tribulaciones de esos días quedaron atrás y sentí mi alma tranquila.

Pero después de unos días de silencio hay que incorporarse a la vida habitual y el mundo sigue girando a toda velocidad.

Al terminar el retiro, el padre nos dijo que habíamos subido un escalón para llegar al Cielo y que el reto ahora era no descender, sino perseverar para el otro año subir un peldaño más. 

Este es ahora mi propósito, pero sé que para poder lograrlo debo seguir asistiendo a La universidad para el alma, que es el legado de San Josemaría. Esta vida terrenal es la escuela para ganarnos la vida eterna junto a Dios en el Cielo. Debo seguir matriculada en todas las materias que él instituyó como obligatorias para graduarnos y así ganarnos el Cielo.  Es la única forma de no dejarme arrastrar por la vorágine del mundo y que mi alma permanezca en paz siempre buscando estar cerca de Dios porque Él habla bajito.

Te invito a que consideres matricularte en alguna de estas materias. Te aseguro que no te vas a arrepentir.

Comments(11)

    • Regina Fuentes

    • 3 años ago

    Excelente Tere!!!! GRACIAS POR COMPARTIR TU EXPERIRNCIA!! ANIMA A BUSCA4 MAS A DIOS Y A HACEE ESOS PARONES TAN NECESARIOS PARA ESTAR EN ON!!💯

    • Marta Dominguez de Mata

    • 3 años ago

    Querida hermana Tere: Dios te ha dado este don de la escritura.
    Como te dije y estoy convencida, «todo tiene un dia y un lugar Dios, lo tiene todo predispuesto.
    Compartir nuestro primer retiro y desde el inicio, toda la odisea en medio de ese tranque, 5 horas para llegar, compartiendo nuestras vivencias con Marianela . Todo todo » VALE LA PENA» como decia San Jose Maria.
    Estoy feliz y agradecida a Dios por nuestro primer retiro anual juntas. Un gran regalo del cielo «Obra de Dios» Opus Dei

    • Julieta

    • 3 años ago

    Tere, Me encantó la candidez de tu escrito. En efecto la prisa y el camino del amor de Dios son incompatibles . El nos habla bajito y nos deja a al libre albedrío nuestra decision de seguir su camino … El es paciente y nos espera hasta que estemos listos … Obviamente estas en su senda y cada dia lo vas conociendo mejor y reafirmandote en la fé. Tu entusiasmo es estimulante!!

    • Julieta morris

    • 3 años ago

    Tere, Me encantó la candidez de tu escrito. En efecto la prisa y el camino del amor de Dios son incompatibles . El nos habla bajito y nos deja a al libre albedrío nuestra decision de seguir su camino … El es paciente y nos espera hasta que estemos listos … Obviamente estas en su senda y cada dia lo vas conociendo mejor y reafirmandote en la fé. Tu entusiasmo es estimulante!!

    • Ruth De León

    • 3 años ago

    Fascinante lo que vivió en sus días de retiro espiritual.
    Definitivamente la Universidad para el alma nos hace subir un escalón más al cielo.
    Y mi madre y yo, también hemos encontrado el significado de la Eucarístia, tanto tiempo ir a misa y hasta ahora, después de la muerte de mi papá y cargar con mi cruz hemos aprendido que Dios vino a salvarnos a todos de pecado y enseñarnos que la muerte es vida. Si hemos pasado tanto sufrimiento es porque el nos tiene algo bueno para la vida eterna y eso lo aprendemos todos los días haciendo el bien y convivir con nuestros hermanos.
    Y estar en paz con uno mismo….
    Me encanto su bloc, se lo pasaré a una muchacha ella se llama Sofía, que no conosco en persona es de Colombia y recientemente esta diagnósticada de cáncer, un amigo que tenemos en común me dijo que si porfavor podría contactarla para animando la todos los días y eso es lo que he estado haciendo porque está muy deprimida. Ella tiene apenas 25 años.

    • Azyadeth Guerrero

    • 3 años ago

    Gracias Tere por compartir tu experiencia y testimonio!

    • María Isabel Arenas

    • 3 años ago

    Simplemente me encantó ❤️

    • Teresita Azcarraga

    • 3 años ago

    Dios nos pone a personas en nuestro camino para enseñarnos algo personal y espiritual.
    Dejar que Dios obre es tal vez la parte mas dificil. Soltar y Confiar es tal vez uno de los secretos mas importantes. Pero de verdad.

    • Markelda de Rios

    • 3 años ago

    Muy linda experiencia.
    Cada vez que uno asiste a un retiro , a una noche de alabanza o vigilia uno se siente aliviada y con ganas de seguir experimentando de ese gozo y paz que solo Dios nos puede dar.
    Pero como bien dices debemos ser coherentes con lo que decimos y hacemos para ser un verdadero discípulo. Cuesta pero la recompensa es invaluable.

    • Yariela

    • 3 años ago

    Matriculada🙌🙌🙌🎉🎊me he sentido identificada, bendiciones por la forma en que trasmite sus sentimientos 💕💕

    • Iris Contreras de García

    • 3 años ago

    Tere, cada vez que leo uno de tus escritos me convenzo de que Papito Dios te puso en mi camino. En él encontré muchas respuestas a las preguntas que me hago en este caminar con Dios. Que las bendiciones sigan lloviendo sobre ti y que iluminen a muchas mas personas.
    Un abrazo y felicidades.

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