Tenía más de cinco años de no hacer un viaje tan largo. Mi esposo quería visitar la región italiana de donde proviene su familia materna: Lucca. En otro momento no hubiera sido prioridad para mí incluir la visita al Vaticano y menos asistir a la audiencia pública que hace el papa Francisco cada miércoles en la plaza de San Pedro. Pero los que me leen saben que Dios es ahora parte fundamental en mi vida.
Precisamente, nuestro primer día en Roma sería el miércoles 30 de octubre, así que me dispuse a investigar cómo podríamos ir a la audiencia. Durante mi retiro anual en septiembre una compañera me dio el correo de la Embajada de Panamá en la Santa Sede. Ella había pasado recientemente su luna de miel en Roma. Casi enseguida me respondieron que ellos conseguían las entradas gratuitas para todos los asistentes y que solo teníamos que ir a buscarlas el día anterior a la embajada. Fue lo que pasó y logramos ir a la Plaza de San Pedro, ver y escuchar al papa Francisco dar una catequesis sobre la confirmación y estar entre los miles de personas que asisten cada semana.
A lo lejos pude ver varias banderas panameñas. Se respiraba un ambiente de mucha alegría y paz. Y algo sorprendente fue que, a pesar de haber tantas personas concentradas en un solo lugar, cuando el papa estaba hablando no se escuchaba ningún sonido más que su voz. El momento más emocionante fue cuando bajé la cabeza para recibir la bendición que al finalizar la audiencia el papa da a todos los asistentes.
Durante el retiro me dijeron que podía ir a visitar Villa Tevere: la sede central del Opus Dei en Roma. Escribí también al correo que me dieron diciendo que nos gustaría visitar la Villa. Me respondieron casi enseguida que podíamos visitarla el viernes primero de noviembre a las 11:00 a.m. y que además podíamos ir a misa al mediodía. Pero unos días antes de viajar, recibí un correo donde me decían que si podíamos ir mejor el sábado 2 de noviembre, ya que tendríamos además la oportunidad de reunirnos con el prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz.
¡No lo podía creer! Era algo que nunca había pensado: reunirme en persona con el padre, el sucesor del fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer.
Había visto muchos videos de sus reuniones con familias en diversas partes del mundo, donde con su porte tan sereno y sencillo escuchaba a sus hijos.
Yo no soy del Opus Dei. Para formar parte hay que enviar una carta al prelado solicitando ingresar, ya sea para ser numerario, supernumerario, agregado o numerario auxiliar. Son personas que sienten la vocación de llevar una vida más estructurada a nivel de fe.
Yo no tengo esa vocación, al menos no por ahora. Por ejemplo, no tengo la disciplina para ir a misa cada día. Pero lo que sí es cierto es que conocer La obra de Dios (Opus Dei) desde el año 2015 ha logrado que lleve una vida coherente y esté consciente de las cosas que debo cambiar o mejorar, lo que ha significado relaciones más sanas a nivel familiar y social. También ha hecho que sea más feliz y que persevere para ganarme el cielo. He dejado de recriminarme por cosas que hice en el pasado, ya que es un tiempo que pierdo de estar cerca de Dios. Y lo más grande para mí ha sido poner mi don de la escritura al servicio de Dios, escribir en el blog de Hablar con Jesús que cada vez me reta más, a la vez que hago apostolado con los que me leen. Asimismo, Hablar con Jesús hace apostolado conmigo al permitirme investigar y estudiar para escribir los artículos. Además escribo en mi blog.
https://www.hablarconjesus.com/dios-en-on/
https://www.teredominguez.com/la-cruz-inesperada-que-abrazo-simon/
La posibilidad de hacernos santos en la vida ordinaria revolucionó al mundo cuando se fundó el Opus Dei en España el 2 de octubre de 1928. Veo como una diosidencia que yo naciera un 2 de octubre que además es el Día de los Ángeles Custodios.
Antes de la fundación del Opus Dei se creía que los santos solo podían ser sacerdotes o monjas de clausura. Pero su fundador, San Josemaría Escrivá de Balaguer, dijo que todos podían aspirar a ser santos en sus ocupaciones diarias. Es como si te matricularas en una universidad para el alma donde te gradúas al dejar la vida terrenal. En ese momento se verá si te gradúas con honores para ir al cielo o si tendrás que hacer alguna parada antes de llegar. No importa si eres ingeniero, maestro, ama de casa, albañil… todos pueden aspirar a ser santos.
San Josemaría definió que para poder santificarse en el mundo ordinario necesitábamos ayuda, o diversas materias que teníamos que cursar, retiros mensuales, anuales, dirección espiritual, confesión habitual, entre otros.
Después de más de tres años pensándolo, hace cuatro años hice mi primer retiro anual. Cada vez que voy al Centro Tagua en Cerro Azul me siento como suspendida en otra dimensión. Si bien también se realizan retiros mensuales, que nos mantienen en el camino, muy recto y muy corto, para ganarnos el cielo, no se compara con lo que se vive en el retiro anual.
Allí mi mente inquieta de ardilla se serena, me desconecto de todo lo que está pasando. Puedo decir con seguridad que son los días más felices de cada año y que vivo con intensidad: un momento para estar conmigo misma y con Dios. Es la gasolina que necesito para seguir perseverando en mi propósito de ganarme el cielo.
Les cuento lo anterior para que puedan comprender lo emocionada que estaba al conocer al Padre, como se le llama al prelado: la cabeza del Opus Dei, que tanto bien le ha hecho a mi vida.
Quería conocer detalles de la vida del prelado antes de la visita. De los libros que me recomendaron leer me atrajo Sobre Dios, la Iglesia y el Mundo de Rafael Serrano. Allí, el periodista Serrano comparte la amplia entrevista que le hizo a monseñor Fernando Ocáriz donde el lector conoce diversos aspectos de su vida.
El sábado 2 de noviembre, mi esposo y yo llegamos antes de la hora prevista a Villa Tevere. Ya estaban otras personas y familias esperando al Padre. Antes nos llevaron a dar un recorrido a la Villa: una mezcla de sencillez y reverencia a Dios. Visitamos la tumba de San Josemaría, donde le pedí por una intención especial y por amigos y familiares.
Villa Tevere es el ejemplo de lo que son las casas de la obra a nivel mundial: un lugar donde uno se siente en casa y cerca, muy cerca a Dios. Un hogar donde nos podemos confesar y recibir dirección espiritual.
Justo antes de las 11:00 a.m., nos llevaron a un salón donde el Padre nos recibiría. Sentía mi corazón latir rápido, estaba muy nerviosa. En este momento entiendo que tenía mucho pero mucho tiempo de no sentirme así de ansiosa. Ni siquiera antes de las presentaciones de mis libros o al tener que dar alguna charla en colegios.
Yo había pensado qué decirle cuando tuviera al padre al frente y siempre volvía a lo mismo: compartirle lo que el Opus Dei había hecho por mí y que rezara para que pudiera seguir escribiendo para Dios.
El Padre entró al salón tal cual lo había visto tantas veces en videos por YouTube: reflejando paz con su sonrisa serena. Fue acercándose a cada grupo. Escuchaba y respondía. Hasta que nos llegó el turno a nosotros. Me sentí como congelada. Nos estrechó la mano y cuando quise hablar empecé a llorar, no podía parar. Entre lágrimas le dije que gracias a la obra llevaba una vida coherente. Él me tocó el brazo con cariño, y me dijo: estás muy emocionada. Y yo le dije que sí porque nunca pensé que lo podría conocer.
En medio de los sollozos le entregué un ejemplar de mi último libro: El viaje de Polímero y sus amigos, el cual había presentado unos días antes de viajar. Logré decirle que elegí para el joven ambientalista del libro el nombre de Francisco, por San Francisco de Asís, quien fue uno de los primeros ambientalistas. Lo vi sorprendido en ese momento.
No dejaba de llorar cuando le di el libro al Padre y le dije: este libro es obra también de una de sus hijas: Isabel Morgan de San Juan, quien gestó la idea y me invitó a escribirlo. Isabel es vicepresidente senior de Responsabilidad Social Empresarial de Prival Bank, institución que patrocinó su publicación.
Noté su alegría y sorpresa. Estaba tan nerviosa que no coordiné que nos tomaran una foto cuando le daba el ejemplar, lo cual es usual en mí: documentar con fotos momentos en mi trayectoria como escritora. Este momento en especial ha quedado tatuado en mi corazón.
Mi esposo estuvo a mi lado a cada momento. Estaba feliz y también muy emocionado. Y, por supuesto, llevé un ejemplar para el papa Francisco, quien ha sido tan cercano al tema ambiental. Lo recibió una asistente que coordinaría la entrega. También estaba firmado por Isabel y por mí.
Quién me iba a decir hace dos años, cuando empezó El viaje de Polímero y sus amigos, que dos ejemplares de mis libros estarían en Roma.
No puedo más que dar gracias, Dios mío, por permitirme vivir la experiencia de estar tan cerca del papa Francisco y de recibir su bendición. Por permitirme visitar Villa Tevere y conocer al prelado del Opus Dei, Obra de Dios, que ha obrado tanto en mí.
Myrna de carles
Tere gracias por compartir bellos y emotivos momentos junto a Ramiro . Ver, oir y recibir la bendición del Papa Francisco es y será inolvidable para ambos .
Patricia Camino de Ocando
Querida Tere! Mil gracias por compartirlo.
Dios y la Virgen te dieron una bendición especial con ese viaje, al conocer al Padre.
Te mando un fuerte abrazo 🤗
Elisa de Mollinedo
Hermoso querida Tere! Me emocionaste contigo al leer la entrega de tu libro al padre, Dios te bendiga y siga inspirando. Un fuerte abrazo!
Bibi dede la Guardia
Tere, Dios te muestra su inmenso amor dándote regalos extraordinarios como recibir la bendición del Papa, conocer al Prelado del Opus Dei, tener dos libros tuyos en Roma. Y tú nos das regalos compartiendo tus experiencias.. Gracias.
Clarisa Kelley
Hola Tere gracias por compartir tu viaje a Roma recibir la bendición del papá y visitar la villa te veré y entregar el libro al padre y y ver que tienen tus libros en Roma y muchos éxitos.
Juan Ramírez
Tere/Ramiro, me alegra muchísimo que les fue bien en el viaje y sobre todo las visitas que hicieron.
saludos,
Marta M
Me siento tan emocionada de oir tu testimonio, como amiga que te quiere y admira la alegria que se desborda de la experiencia vivida en el Vaticano y con el Padre del Opus Dai, y que tus escritos para 10minutos con Jesus sean tu granito de arena de tantas bendiciones recibidas. Felicidades !
Teresa Azcarraga
Tere, muy lindo viaje y que oportunidad de Oro para estar en la Audiencia del Papa. Italia, es un pais espectacular y sobre todo Roma es hermosa ciudad. El pasado es el pasado y ya no puede tener cabida en nuestros pensamientos, el presente es lo mas importante, ya que el futuro solo Dios sabe. Hay que enfocarse en nosotros mismos y en el presente. Que pases un feliz Dia de Accion de Gracias.🙏 Cariños, Teresita
Luisana
Me alegro mucho que disfrutaste esos momentos tan gratos en Roma. Tuve la suerte de ir a Roma con un grupo de Valencia Venezuela, en la ocasión del nombramiento como Cardenal a Monseñor Urosa Savino gran sacerdote y muy querido de toda la comunidad Valenciana. Comprendo tu emoción porque esos momentos vividos para nosotros los católicos son realmente significativos. En el grupo habían personas vinculadas con el Opus day y con ellos asistimos a Misa en la villa. Tu escrito me ha hecho revivir todos esos momentos que también disfrute con mis amigos venezolanos y Valencianos. Esas vivencias son únicas e irrepetibles y gracias a Dios yo los disfruté también. Me alegro por todas esas cosas buenas que estás viviendo y que esa alegría perdure para siempre en tu corazón. Te deseo mucha salud y que Dios te siga iluminando para que a través de tu escritura manifiestes ese amor por Jesús y que sea para toda tu vida. Felicidades🙏🙏♥️
Maria de Lourdes Soto
Querida Tere:
Dios ha premiado tu perseverancia y
constancia con esta maravillosa visita y
experiencia. Felicidades y gracias por
compartir tus vivencias. Un fuerte abrazo a la
distancia.
Marta Dominguez
Querida hermana, todo todo todo «Obra de Dios» y un regalazo del cielo. Ese viaje Dios lo tenía dispuesto. Y así es en nuestro caminar en esta vida. Dios te ha dado este talento de «escritora» el cual te ha traido caminos insospechados.
Maribel Ventura C.
Querida Tere: Como siempre he disfrutado cada una de las experiencias vividas en unión de tu querido esposo Ramiro. Sin duda alguna son regalos y bendiciones de Dios.
Maribel Ventura Cervera
Morela Weiser de Parrella
Querida Tere,
Que alegría leerte desde Venezuela.
Disfruté muchísimo con la narración del viaje a Roma, la audiencia con el Papa Francisco y la reunión con Don Fernando. Que alegría que hayas compartido con tu esposo tan bella experiencia.