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Stellita, portadaPG

Al crecer nunca tuve relación con ninguna persona con discapacidad o condición especial hasta que conocí a Stellita Rojas Pardini, con síndrome de Down. Ella es la menor de los seis hermanos de la familia de mi esposo Ramiro.

La niña que trajo amor

Hace casi 58 años, cuando ella nació, a un niño con síndrome de Down no se le preparaba para poder insertarse en un colegio regular con otros niños, ni tampoco había los programas escolares para lograrlo, como sí ocurre desde años más recientes. Stellita nació con el paladar hendido y en esa época no era usual que se operara. Así que ella no pudo aprender a hablar en forma correcta. Mis suegros la protegieron y la colmaron de mucho amor. 

«Stellita de niña era como una muñeca de porcelana, muy blanca, con su cabello azabache y sus mejillas sonrojadas, me ha dicho varias veces Ramiro» Recuerda que su mamá, a quien todos le decían Luchy, se sentaba por horas con ella en el portal donde le daba el resplandor de las mañanas. La ponía en un petate mientras le frotaba sus manos y pies con aceite para estimularla. Les enseñó a todos a darle masajes para integrarlos y que la ayudaran.

Un angelito que logró vivir

Ramiro me cuenta que cuando ella nació fue muy doloroso para sus padres, pero no se desalentaron. Por el contrario, se dispusieron a hacer lo que estuviera a su alcance en ese momento para cuidar lo mejor posible a su adorada Stellita. 

Patricia , la hermana mayor de Stellita, dice que el primer recuerdo que ella tiene de Stellita se remonta a cuando ella tenía diez años: 

«Stellita nació me quedé sorprendida de la tristeza que tenía mi  papá en el rostro cuando nos reunió a todos los hermanos para que rezáramos mucho por el alma de Stellita, porque iba a ser un angelito más en el cielo porque los médicos no creían que ella pasara la noche… su nacimiento nos unió mucho más y nuestra vida empezó a girar alrededor de ella porque todos queríamos y  rezábamos para que viviera sin importar su discapacidad. Tal es así que por eso Cesar (el hermano mayor) y yo fuimos los padrinos del bautismo». 

El día del bautismo de Stellita en el año 1962.

Estelita y yo

Al casarnos vivimos casi por un año con mis suegros. Mientras Ramiro organizaba su negocio, me propuso vivir con sus padres y yo acepté. Estaba embarazada de mi primer hijo y terminando mi último año de la universidad. 

El día de nuestra boda. En esos tiempos, ella compartía con sus sobrinos como si fueran sus hermanos.

Les confieso que en ese momento mi corazón no estaba preparado para enfrentarme a una convivencia con alguien con síndrome de Down. Stellita tenía 21 años en ese momento.

Por esos tiempos, como nos pasa a casi todos, ella tenía ataques de rebeldía, y al no poderse expresar muchas veces se aislaba por horas. Había veces en que no quería comer. El desayuno, el almuerzo o la cena la esperaban hasta que ella poco a poco se volvía a conectar con la vida diaria y con el mundo. Otras veces se encerraba en el baño y había que sacarla a la fuerza. Entre los tres hermanos no lograban moverla así que se optaba por dejarla sumergida en un mundo que solo ella hasta hoy conoce. 

Vivir con un ángel

Yo notaba la tristeza en los ojos de mis suegros cuando estas cosas pasaban. La casa se paralizaba esperando que ella retornara a la rutina. Nunca hablé con ellos de eso. Solo lo comentaba con Ramiro y me decía que era normal y que solo había que tener paciencia. Pero para mí era muy difícil ya que no entendía en ese entonces que no se pudiera hacer más nada por ella. Yo no sabía que era solo amor lo que ella necesitaba, nada más.

Esa convivencia de casi un año en casa de mis suegros y con Stellita me hizo vivir de lleno lo que era tener un familiar con una discapacidad. Me sensibilicé ante una situación así. Pero no sabía cómo tratarla. Lo que sentía era mucho dolor. Pero poco a poco ese dolor se fue transformando en un sentimiento que no lograba descifrar. En ese momento no había logrado ver su alma, cosa que no pasaría sino treinta y cuatro años después. 

En la foto, Stellita con sus padres Pablo J. y Luchy, y con sus hermanos: Pablo, César y mi esposo Ramiro. Desde que Stellita nació en el año 1962, mis suegros fueron ejemplo de la inclusión tanto familiar como social. Esta es la base para la inclusión educativa y laboral. (Foto tomada en el que es hoy el Proyecto Porta Norte).

Al estar embarazada de mi primer hijo, mis prioridades se volcaron a lograr terminar la universidad y organizar la mudanza a nuestro apartamento. Ya no pensaba tanto en Stellita. La veía en los cumpleaños y cuando íbamos los fines de semana a la finca que tenían mis suegros. A Stellita le gustaba tanto ir allá, que cuando llegaba la hora de regresar a la ciudad se montaba casi un operativo para poder montarla al carro. 

Nuestra viejita

Actualmente, Stellita vive con su hermana Myrna. Sobre el momento que se fue a vivir con ella en 1997, Myrna nos compartió hace poco una anécdota en el grupo de WhatsApp de la familia, a raíz de que Stellita nos diera a todos un gran susto de salud:

«Mis papás todavía vivían, pero estaban con problemas de salud propios de su edad, y por eso me llevé a Stellita a vivir con nosotros. Al poco tiempo de estar en la casa, ella, al ver que mis hijos me decían mamá, me empezó a decir también mamá. Yo no le dije nada. Antes de vivir conmigo, ella me decía Mynacale, el diminutivo de Myrna Carles. Cuando mi papá murió en 2003, mi mamá se fue a vivir con nosotros. Entonces Stellita nos decía mamá a ambas. Pero me miraba algo pensativa, y de repente volvía a decirme Mynacale. Ella estaba clara de quién era su mamá».

Stellita y Myrna

Myrna me compartió las siguientes líneas que resumen los casi cincuenta y ocho años de vida de Stellita. Cuando lo leí la primera vez, lloré.

«Desde el día que Stellita nació, supimos la precariedad de su condición, decían que muy difícilmente sobreviviría. Nuestros padres nos enseñaron los cuidados extremos que había que tener: alimentación por goteros, muchas terapias y masajes que se le daban en un petate con aceite de bacalao. Su desarrollo fue lento, pero con grandes satisfacciones».

« Nuestros padres practicaron la inclusión familiar y social que permitió a Stellita ser igual que todos, obvio que con las limitaciones propias de su desarrollo».

« Día a día fue adquiriendo su propia personalidad hasta convertirse en el centro no solo de la familia sino de todas las personas allegadas a nosotros. Ha habido períodos difíciles, pero en mi opinión ninguno ha opacado nuestras vivencias con ella., sus salidas, su léxico ha ido calando en todos nosotros».

«Sus cumpleaños, sus princesados, tanto en el centro educativo como en las famosas mojaderas de martes de Carnaval, han demostrado que Stellita se ha ganado el corazón de todos. Ha sido nuestra bebé, nuestra hermana, nuestra compañera en el diario vivir, nuestra hija, ahora nuestra viejita».

Y es que ahora Stellita es nuestra viejita, como dice Myrna, pero una viejita con alma de niña. Una viejita que es el centro de toda la familia Rojas Pardini.

La princesa soñada

Beto, el esposo de Myrna,  soñaba con que una de sus dos hijas fuera princesa en los carnavales en su ciudad natal, Penonomé, que queda en el interior de Panamá. Pero quien vino a cumplirle ese deseo fue su cuñada Stellita y no una vez, sino dos veces fue princesa.

Domingo de Carnaval.  Stellita con sus hermanas  Myrna y Patricia, con sus esposos Eldiberto (Beto) Carles y Manuel (Yillo) Aizpurúa, respectivamente. 

En palabras de Myrna: «la idea de los princesados fue de mi esposo Beto y  sin el apoyo de él no podría ser tan llevadera nuestra vida». En este momento Stellita tiene 23 años viviendo con Beto y Myrna. 

Momentos durante los carnavales en el Manguito, Penonomé, en los que Stellita fue princesa. Todavía hoy, a pesar de su condición de salud, al escuchar una tonada de carnaval sus ojitos se encienden. Le encantaban las Moja-Moja, como llamaba a las mojaderas, que es la tradición de echarse agua durante los cuatro días de los carnavales en Panamá.

Su lenguaje

Hace unos días, Patricia escribió en el grupo de WhatsApp lo siguiente:

« Estaba conversando con Yillo (su esposo) sobre cómo Stellita ha impactado la vida de cada uno de los miembros de la familia Rojas Pardini, incluyendo a todas las nanas y personas que en alguna forma han interactuado con “Aquela Roja Panini» (así Stellita se nombra a sí misma), al punto que en nuestro día a día hemos incluido dentro de nuestro léxico palabras para hacer un diccionario. Ahí les dejo algunas para que vayan agregando las que Stellita le ha dejado a cada uno».

La lista inicial que Patricia mandó tenía 31 palabras. Pero no hizo sino mandar el mensaje cuando todos empezaron a compartir cada vez más palabras del Diccionario de la Real Academia de Stellita, que hasta el momento suman ya más de 120. Aquí les comparto algunas:

Stella: Quequela.

Poroto: su papá Pablo.

Mamá: mama.

MynaCale: Myrna.

ZzeZza: César (su hermano mayor).

Abiro: Ramiro.

Palo: Pablo (su hermano).

Jejeje: Yo.

Patss Aprúja: Patricia

Lélol: reloj los que amaba y tenía colecciones de ellos.

Farola: María Paola (sobrina, hija de Pablo).

Nomé: Penonomé (su tierra natal por adopción

Irabel: María Isabel (sobrina nieta)

Neneo: qué miedo.

Papo: guapo.

Ashuto: qué susto.

Tubavé: tú vas a ver.

Pitón: perdón.

Uraba: brava.

Hame: hambre.

Araruro: Cesar Augusto (sobrino, hijo de Cesar)

Eué: cuando algo se quebraba o se escuchaba un ruido estrepitoso.

Ezzculo: está oscuro.

Kali-Kali: Carlita (sobrina)

Elalo: helado.

Milo: Emilio (sobrino nieto)

Mimmío: ¡Dios mío! 

Chitón: Washington.

Kalajoo: carajo.

Tanfé: Janfé (sobrino nieto)

Vivi o Arario: Manuel Virgilio (sobrino, hijo de Patricia)

Ottomazz: cada vez que conocía a un José, nombre muy común en la familia.

Su relación con Dios

En su relación con Dios, cuando todavía podía ir a la iglesia, Stellita era tan devota que, a la hora de la misa, además del fervor con que se reclinaba y hacía la señal de la cruz, había que verla al momento de la apazzz, como ella llamaba a dar la paz. Iba hasta el altar a saludar al sacerdote y regresaba dando la apazzz a toda la feligresía y a la vez haciendo la reverencia con ese movimiento sinuoso tan peculiar en ella.

Incluso, se había establecido un ritual de que el sacerdote la saludara al finalizar la misa. Y si esto no sucedía por alguna razón, le daba un sentimiento de tristeza muy profundo.

El día de su primera comunión.

Su legado

Su sobrina Patricia Adela Aizpurúa, quien vive con sus tres hijos y su esposo Vicente en la ciudad de Mérida, en México, me compartió lo siguiente:

«Stellita nos enseñó desde chicos a ser incluyentes, algo que se dio de manera natural ya que nunca hubo por parte de mis abuelitos ni de mis tíos un trato diferente hacia ella. Stellita creció entre nosotros, los primos hermanos, y ahora entre sus sobrinos nietos como una niña más. Siempre gozando en los paseos, los cumpleaños, los carnavales; tácita y sutilmente demostrando que las discapacidades no son limitaciones. De personalidad que trasciende, extrovertida, feliz y coqueta, siempre amada, intocable, incluida y respetada».

Alalela (Patricia Adela Aizpurúa) en los brazos de Stellita.

Olmedo José, el hijo menor de Myrna, dice sobre Stellita:

«Decir que Stellita lo es todo para mí no es una exageración. Es mi tía por ser hermana de mi madre, pero también ha sido mi amiga y hermana, ya que a pesar de la diferencia de edad fuimos niños y crecimos juntos».

«Ha sido mi madre con su cariño, correcciones y regaños. Pero principalmente ha sido mi escuela, me ha enseñado a amar incondicionalmente, a ser alegre, a ser muy paciente y observador. Anadelle a veces me pregunta por qué soy como soy (después de 10 años de noviazgo todavía se sorprende de mi paciencia y empatía) y hoy más que nunca me queda claro que es porque tengo a Stellita en mi vida».

Con Abuelo, como llama Stellita a Olmedo José.
Stellita con sus sobrinos Pablo José Rojas Pardini Domínguez y José Olmedo Carles Rojas Pardini. Cuando le preguntaban dónde vivía Pablo José, ella decía Olé, refiriéndose a España.
Con Andrés Alberto, el más pequeño de sus veinte sobrinos nietos, y uno por llegar.

La luz de nuestros ojos

Los que leyeron Te ofrezco mis puertas saben que Myrna fue mi ángel culinario. Con ese don que Dios le ha dado para ser una cuidadora de amor, aumentaba el caldo de hueso de res que le hacía a Stellita para hacerme los frascos que tomaría yo durante los días después de la quimioterapia. Era lo que me provocaba comer.

Y fue a raíz de mi diagnóstico de cáncer que logré acercarme más al corazón de Stellita. No he llegado a comprender qué fue lo que pasó, pero mi amor por ella, por primera vez en tantos años, se hizo real. Siempre la había querido, pero con un amor reservado, sin expresarle muchas emociones. Hoy la siento tan vulnerable, pero a la vez tan fuerte. Stellita ilumina todo y a todos lo que están a su alrededor. En mi caso, una de las puertas que abrí durante mi enfermedad fue dejarme alumbrar completamente por su luz y abrirme para sentir su amor que es lo que ella sabe dar. 

Estelita y yo en las navidades 2018. Tres meses después me dirían que tenía cáncer de ovario.

Esto que sigue me lo mandó mi esposo Ramiro casi al cierre del escrito:

«Desde que supe que Tere estaba escribiendo sobre Stellita he tenido un nudo de emociones en mi garganta, ya que tengo un cariño y un amor indescriptible el cual es muy difícil de expresar. Nuestros padres nos enseñaron a querer a Stellita, consentirla y a protegerla incondicionalmente. Si hay algo que a los Rojas Pardini jamás les puedes tocar es a Stellita. Ella nos ha hecho una familia muy unida e impenetrable. No nos vemos sin ella. Ha sido una de las experiencias más dulces y bellas de nuestra vida. Ella es nuestra esencia».

Stellita con su hermano Ramiro.
(Foto tomada en el que es hoy el Proyecto Porta Norte).

A su mamá la llamaban Luchy, pero su nombre era Luz. Creo que esa luz es la que la ha acompañado desde que nació. Y, además, ella fue la luz de sus ojos. Nunca se rindieron con ella. La cuidaron y le proporcionaron tanto amor, que lograron que toda la familia siguiera más unida que nunca gracias a ella.

Quiera Dios que todos pudiéramos tener por siempre un alma de niño que solo sabe dar amor, como es el alma de Stellita. 

Comments(26)

    • Myna rojas Pardini de carles

    • 4 años ago

    Tere, no hay palabras para agradecerte tan bello escrito para nuestra Stellita y honrar a papá y mamá que supieron educarnos con las realidades de esta vida, estoy segura que esa es la razón por la cual somos tan unidos. Toda la familia ama a stellita por que en el fondo ella ha sido un ejemplo a seguir y una maestra como bien describe Olmedo José, alias abuelo 💝. Hoy por hoy sigue dándonos sorpresas. Dios y La Virgen siempre con ella🙏

    • Ma de Lourdes de Ferrer

    • 4 años ago

    Belleza de familia, Stellita los vino a bendecir! Dios los bendiga! 😇von cariño, Lourdes

    • Linette

    • 4 años ago

    Hermoso relato!! Tú sabes que no me acordaba de esa hermana de Ramiro . Me encantó conocerla a través tuyo!!

    • María Elena Alvarez

    • 4 años ago

    Prima conocí a Estelita por tu primer libro. Tienes a tu alrededor a los Rojas Pardini que muchos no conocen. Dios les dió una Estrella (Estelita) que los enseñó a vivir a compartirla igual que lo estás haciendo tu, pero ella ga sabido dónde salir, dónde proyectarse. Es un ejemplo de admiración. Espero conocerla pronto pirque se ha ganado mi respeto y admiración. 😍♥

    • Angela Healy

    • 4 años ago

    Qué hermoso este escrito! Cuánto amor de toda una familia se descubre en estas líneas. Qué lindo lo que dices de la Luz de doña Luchy que la ha iluminado siempre a Stellita.
    Quién como Stellita ser siempre niña, amada por su familia y con ese corazón irradiando ese amor puro.

    • Monica Guardia

    • 4 años ago

    Lo mejor que he leído en mucho tiempo…

    • Clorinda Areces

    • 4 años ago

    Estos ángeles que Dios regala en nuestras vidas son luz en nuestro caminar y nos enseñan lo más Preciado del ser humano el amor, dar todo a cambio de nada. Este relato de tu cuñada Estelita hace vibrar cada célula de nuestro ser una niña especial que a pesar de sus limitaciones contribuyó hacer una familia fuerte y unida llena de paz y amor. Te felicito por este maravilloso escrito, un abrazo.

    • Estela Alvarez

    • 4 años ago

    Terele q bellas tus palabras para Stelita q se vislunbra a traves de tus palabrss como un ser muy especial que da amor a manos llenas. Les felicito no sin tener algo de envidia de tener una persona como ella en la familia. Gracias Terele por permitirnos conocer a Stelita a traves de tus palabras. Muchos besos

    • Paola alias Farola Rojas

    • 4 años ago

    Bella Mi Farola! Me encantó volver a ver su foto de reinado, y recordar qué bien la pasamos ese día tan importante para ella! Ella es la princesa de todos para siempre ❤❤❤ Stellita es nuestra amada niña, cariñosa, juguetona, amante de los niños, súper atenta y servicial. Recuerdo que jugábamos juntas a las cosquillas, cómo se reía y disfrutaba, y era tan viva que me decía que era su turno de hacerme cosquillas a mi, todo era risa! Nunca se me olvida un día que estábamos en la casa de mi tía myrna, y alguien de la familia llegó en ese momento (mi tia myrna le tenía que dar algo a esa persona y le había dicho a Stellita que le recordara) y Stellita se exaltó, y con los dedos hacía movimientos de que se estaba acordando de una instrucción, y decía cheque, cheque, cheque, y en efecto lo que mi tía tenía que entregar a ese familiar era un cheque. Una niña con una mente brillante, y sobretodo con un corazón ingenuo lleno de amor ❤ Las últimas salidas que tuvimos juntas fue a un trick or treat en costa del este, ese día se divirtió y comió dulce parejo, y la visita de Santa Claus un 24 en la casa de mis papás. Stellita es una angelito, y además especial porque siempre ha tenido ese charm para tocar y ganarse el corazón de cualquier persona que ha tenido el placer de conocerla 💗

    • Analisa Gonzalez

    • 4 años ago

    Hermosas y sentidas palabras para un alma noble que no conoce límites en lo que respecta al amor

    • Alejandro Garrido A

    • 4 años ago

    Felicidades querida Teresa, que escrito tan hermoso y profundo en sentimientos reales que surgen del corazón, pero no de cualquier corazón Teresa. Hay corazones que aman al Señor y otros que no, pero quienes amamos al Señor, sabemos reconocer los orígenes de sentimientos que diferencian. Que hermoso que Stellita ha vivido alrededor de una bella familia como la de ustedes, donde nunca le faltó amor. Mis saludos y cariños a quien con su discapacidad ha sembrado en muchas personas de la familia Rojas Pardini y amigas, el verdadero significado del Amor del mundo Espiritual, el de Jesucristo Nuestro Señor, que de paso es el verdadero. Saludos en casa y gracias por compartir este bello escrito a tu querida y Princesa Por Siempre, Stellita.
    Alejandro Garrido A.

      • Myriam Lemos de Pretto

      • 4 años ago

      Tere con tu relato logras describir lo que es el verdadero amor . Stellita con su inocencia y su forma de ser logró algo muy grande que toda su familia Rojas Pardini fueran un testimonio de lo que quiere Dios en una familia dar amor mucho amor .
      Creo sin Stellita todo hubiera sido muy diferente hasta los carnavales jamás hubieran disfrutado tanto al ver a Stellita feliz disfrutando .
      Me gusto mucho mucho todo lo que escribiste
      Bendición

        • Manuel V Aizpurua

        • 4 años ago

        Que belleza tía Tere! Entre risas y lágrimas disfruté mucho leerlo. Gracias por recopilar aquí tantas anecdotas y sentimientos que todos tenemos por nuestra amada Stellita

    • Annette Gisela Sayavedra

    • 4 años ago

    Hermosas palabras Tere. Cuanto amor describen!

    • Patricia RP de Aizpurua

    • 4 años ago

    Muy conmovida . Cada palabra me llegó al corazón!! Despertaste cada fibra dentro de mi. Stellita es y será siempre una Estrella pero la más brillante , aquí y en el firmamento (robandome expresiones de nuestros padres) Lindo homenaje !. Gracias Tere ! Mi nombre en el lenguaje de Stellita es: Patss Aprúja . Aizpurua y Bruja los pronuncia igual! 😂🤣😂

    • Nereda Herrera

    • 4 años ago

    Siempre he pensado que los seres que tienen en sus hogares personitas con una situación diferente, son personas privilegiadas, escogidas por nuestro Señor. La mision de la querida Estelita en esta vida terrenal, es repartir AMOR ( Ingrediente que nos une y fortalece) Pido a Dios su luz siga iluminando vuestras vidas. Gracias Mirna por compartir tan bellas vivencias . Etes muy especial. BENDICIONES.

    • Magally Garcia

    • 4 años ago

    Tere, en verdad que cada palabra de este escrito demuestra el Amor y Cariño que todos sienten hacia ese personita hermosa y llena de inocencia, que se convirtio en el centro de la familia Rojas Pardini.
    Me acuerdo de Stellita en todos los cumpleaños de tus hijos, siempre coqueta y arregladita llegar con tu suegros y luego con tus cuñadas, y aun a pesar de los años sigue igual de linda y coqueta. Que Dios y la Virgen sigan bendiciéndola para la union y amor de toda la familia❤️

    • Rossana Cedeño

    • 4 años ago

    Que belleza, tantos años q tengo de conocerla y no sabía todo esta historia de ella. Es un verdadero ángel que Dios mando para la familia. Que ejemplo para todos. Muy sabias tus palabras.

    • Jaime Figueroa

    • 4 años ago

    Precioso! Los detalles y fotos dotan la crónica de Stellita de un realismo tenue y de la profunda espiritualidad de la familia Rojas Pardini. Te felicito Tere. 😘

    • Noris Vasquez-Vera ( Alderson)

    • 4 años ago

    Querida Tere, te felicito por tan bello escrito! Se le debe a tus suegros ese amor que todos sus hijos heredaron y que naturalmente los llevó a ser inclusivos y transmitirlo a sus generaciones y cónyuges. Stelita seguirá siendo el núcleo de la familia porque su discapacidad ha permitido la unión de la familia y que desarrollaran cualidades llenas de sensibilidad humana. Le leí tu artículo a mi mamá y le sacó lágrimas, llenas de recuerdos y emoción por ser una educadora de Educación Especial. Y agregaría, de las abnegadas! Te saluda y congratula! Estos niños definitivamente vienen a traer cambios a la sociedad. La inclusión es lo que nos hace ser mejores seres humanos! Felicidades también a la familia RP!

    Viva la diversidad! Un abrazo desde Washington DC.

    • María Isabel Arenas

    • 4 años ago

    Gracias por compartir esta hermosura de relato. Disfruté mucho viendo las fotografías, ya que junto con lo escrito, me permitieron adentrarme en el mundo familiar de la protagonista de esta historia: Estellita. Puedo entender perfectamente como se sienten, pues mi hermano Miguel también es una persona con discapacidad (es el único que tengo, ya que luego a mi mamá le dio miedo tener más hijos por el impacto que tuvo al momento de su nacimiento que fue cuando se enteraron). Personas como Estellita y Miguel, nos dan grandes lecciones, nos ayudan a poner en perspectiva lo que es verdaderamente importante. Me sorprendió lo de la colección de relojes porque es exactamente lo que hace mi hermano, también los cambios de humor y rebeldías. Te felicito, es un hermoso homenaje. Me encantó.

    • Xenia García

    • 4 años ago

    Tere, todo lo que escribes de Stellita me encantó pues demuestra el resultado del amor. Cuando un niño con discapacidad llega al mundo, sus padres se sumergen en un dolor (duelo) que dura toda la vida; pero estos padres fueron unos guerreros. Dios sabe muy bien a qué familia envía a sus predilectos. Los chicos con síndrome de down la mayoría son muy amorosos y se dejan querer y regalan alegría y amor por doquier. Por eso Stellita es el centro y princesa de la familia. Solo reto a la familia a que mediten qué hubiera sido de todos sin Stellita, seguro la vida de cada uno hubiera sido muy diferente. Dios los bendiga por el amor a su Stellita.
    Con cariño, Xenia

    • Eduardo Molino Paz

    • 4 años ago

    Gracias Tere por compartir en unas pocas líneas, la historia de Srellita. La he visto un par de veces. La primera vez fue en Multiplaza en un almacén tomando con Myrna el elevador, la segunda en el Hospital cuando la visité con ocasión de sufrir quebrantos de salud, superados con la gracia y el favor de DIOS.
    De tantas cosas hermosas que nos has contado sobre ella, rescato esta frase que me impactó por su fuerza: «las discapacidades no son limitaciones». Que pensamiento tan poderoso.
    Finalmente Ramiro resume muy bien sus sentimientos hacia su hermana, las frases «amor indescriptible, protección incondicional, unión familiar y esencia» lo dicen todo. Stellita es el SOL y la LUNA de la Familia Rojas Pardini.
    Que DIOS la cuide, proteja y le permita vivir muchos años mas.

    • Olmedo Gabriel Carles V.

    • 4 años ago

    Y yo tuve el honor de ser bautizado como Quio Anené por parte de tia Stella!

    • Marta de Molino

    • 4 años ago

    Mi querida Tere, el haber escrito sobre Stellita es un homenaje a pertenecer a la familia Rojas Pardini, eso dice la calidad de personas que son, tenerla presente en todos los momentos , participar, cuidarla dice mucho de ustedes.Los valores que les inculcaron los padres se ve los frutos para las siguientes generaciones.

    • Denise Arosemena

    • 4 años ago

    Tere, que belleza de escrito sobre Stellita. Ella es un Ángel de Amor y una Bendición para la familia Rojas Pardini. Que Dios y la Virgen María la sigan cuidando y protegiendo. Dios los Bendiga a toda la familia. Un abrazo.

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