Esto que les voy a compartir muy pocos lo saben. 

Para la presentación de Te ofrezco mis puertas quería proyectar un video que sirviera de complemento audiovisual a la experiencia de haber escrito mi libro. Había pensado en María Eugenia de Carles, a quien cariñosamente llamamos Maru y con quien trabajé en una época en el mundo de la comunicación social, para que me ayudara a contactar a por lo menos tres grupos para cotizar la producción del video. En ese momento me encontraba en la antesala del cuarto ciclo de quimioterapia. 

Por esos días también estaba organizando la sesión de fotos para el libro. Así que aproveché y le consulté a Eduardo Molino Díez, a quien había contratado como fotógrafo, si conocía a algún amigo que se dedicara a la filmación. Me recomendó a Toby Mandala. Así que ya no serían tres sino cuatro los grupos con los que me entrevistaría.

Previamente a las reuniones trabajé en el brief del video. Tenía años que no hacía uno. Los brief eran los usual cuando trabajaba en el mundo de la publicidad. Para el día de la presentación, definí que quería reflejar cómo había escrito el libro entre una quimio y la otra, y resaltar además la transformación espiritual que surgió en mí durante todos esos meses, y que me permitió escribir, sentir y reflexionar, pese a todos los contratiempos. 

Maru estuvo conmigo el día en que me reuní con los cuatro grupos. Además, coordinó la logística para que las reuniones no coincidieran entre sí, y no me cobró nada por ese trabajo.

No recuerdo ahora el orden en que hablé con cada grupo. Lo que sí recuerdo es que desde un inicio sentí una conexión especial con Toby. Mientras le describía lo que quería para el video, él me miraba con suma atención. En una pausa me dijo que su mamá tenía cáncer. En ese momento supe que era la persona indicada para hacer el trabajo. Aunque de todas las propuestas la suya estaba unos cuantos dólares por encima de las demás, no dudé en contratarlo.

Mientras trabajamos juntos siempre le preguntaba por su mamá y él me contaba que había tenido varias recaídas. La más seria ocurrió durante los días de la edición final. Toby había quedado en entregarme las últimas correcciones el segundo fin de semana de noviembre, pero ya era martes y no tenía noticias de él. Al escribirle me respondió: “Hola, Tere. Ahorita le agrego los arreglos de animaciones y se lo envío. No estuve disponible estos días porque mi mamá está hospitalizada”.

Al leer su mensaje se me cayó el mundo al suelo. No porque el video no estuviera listo, sino porque pensé en él como si fuera uno de mis hijos ante una situación así. 

Toby me confesó que la última quimio había sido el doble de fuerte y que había debilitado mucho a su mamá. Ese era justamente uno de mis temores cuando me dijeron que tenía cáncer y debía someterme a la quimioterapia: no poder soportarla como les había pasado a algunos de mis familiares. 

Al final, Toby me envió todo a tiempo. Su madre logró regresar a casa un día antes de la presentación de mi libro. Sin embargo, lamentablemente falleció a mediados de diciembre.

Dios ha ido poniendo en mi camino a las personas adecuadas en los momentos oportunos. Los integrantes de Mi aventura, mis amigos y familiares más cercanos y los que ya leyeron Te ofrezco mis puertas lo saben. Pero esta puerta muy pocos la conocen. El camino paralelo que llevamos Toby y yo: él con su mamá enferma de cáncer mientras filmaba un video para una señora con cáncer.

Hoy me pregunto: ¿cuáles serían los pensamientos de Toby al verme a mí, también con cáncer, escribiendo un libro en medio de la vorágine de actividades en que estuve inmersa, mientras su madre combatía, por su parte, contra el mismo enemigo? He pensado mucho en esto. ¿Le causaría sosiego o angustia? Nunca lo hablamos y nunca se lo he preguntado. Cuando él lea esto puede ser que me lo comparta o tal vez no. Ya veremos. Yo lo contacté antes de escribir este post para decirle que quería escribir sobre él. Me dijo que le parecía muy bien. 

Actualmente formo parte del grupo de WhatsApp Muñecas Valientes. Uno de los nombres que recibe el cáncer en este grupo es: el alienígena. Decimos que no puede atacarnos, que ante nosotras siente miedo y se esconde. Pero todas sabemos que a veces sí gana la batalla, como en el caso de la mamá de Toby. Como en el caso de tantos seres queridos que nos han precedido y han sido vencidos por esta enfermedad.

Gracias, Toby, porque a tu manera tú también has formado parte de esta lucha, y también por permitirme compartir lo que aquí he contado.

Les sobreviven sus familiares que nunca olvidarán que hay un alienígena al acecho, y que solo queda gozar cada momento que la vida nos regale. Queda también recordar a quienes ya no están con nosotros a causa del cáncer. Me incluyo, pues yo perdí a mi abuela y a mi tía materna, así como a una prima muy querida. Nunca las olvidaré. En honor a ellas he luchado desde que me dieron el diagnóstico.